Un estudio de la Universidad Anglia Ruskin, y del Centro de Investigación Ames de la NASA en California propone que la investigación ayudará en la predicción del riesgo sísmico a corto plazo.
Por primera vez, un grupo de científicos internacionales registraron y documentaron cómo cambia el comportamiento de los animales salvajes antes de un terremoto.
Ademas advirtieron simultáneamente un importante aumento de iones en el aire del área terrestre afectada, lo cual estaría estrechamente relacionado.
“Esperamos que nuestro trabajo va a estimular más investigación en esta área, lo que tiene el potencial de ayudar con la predicción del riesgo sísmico a corto plazo”, destacó la Dra Rachel Grant, profesora de Biología Animal y Ambiental de la Universidad Anglia Ruskin, y el profesor Friedemann Freund, del Instituto SETI, del Centro de Investigación Ames de la NASA en California, autores de un estudio dado a conocer por la academia el 25 de marzo.
Junto a un equipo analizaron los datos de una serie de cámaras localizadas en el Parque Nacional Yanachaga en Perú, y encontraron que 23 días antes del terremoto de 7,0 grados Richter en 2011, se detectó un importante cambio en el desplazamiento de los animales.
En un día típico, las cámaras de la selva grababan entre cinco a 15 avistamientos de animales, sin embargo, en el período de 23 días previos al terremoto, registraron sólo cinco o menos.
Más adelante se asombraron cuando “cinco de los siete días inmediatamente antes del terremoto, no se registraron en absoluto movimientos de los animales, lo que era increíblemente inusual para esta región de selva montañosa”, señala el reporte de la universidad.
Dos semanas antes del gran sismo, comenzaron a detectarse perturbaciones en la ionosfera por encima de la zona que rodea el epicentro. Estas se revelaron mediante el registro de las ondas de radio de muy baja frecuencia (VLF) alteradas.
En esta investigación también participó el profesor Jean-Pierre Raulin, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica Mackenzie (CRAAM) en Brasil.
“Unas fluctuación particularmente grande se grabó ocho días antes del terremoto, coincidiendo con la segunda disminución significativa en la actividad de los animales”, destacó el equipo.
La Dra Grant adelantó que “por lo que sabemos, esta es la primera vez que las cámaras han documentado este fenómeno antes de un terremoto”.
“Los resultados son particularmente interesantes ya que también encontramos evidencia de alteraciones en la ionosfera en el área donde se produjo el terremoto. Creemos que ambas anomalías se deben a una sola causa: una actividad sísmica causando una acumulación de tensión en la corteza terrestre, lo que lleva – entre otras cosas – a la ionización masiva del aire!, dijo la especialista.
El profesor Freund, dijo a su vez que cómo las cámaras que hicieron los registraron se encuentran en una loma a una altitud de 900 metros, “si se produce la ionización del aire, es probable que sea particularmente fuerte”.
Friedeman cree que por esta razón “los animales se escaparon hacia el valle, donde fueron expuestos a menos iones positivos en el aire”.
Se sabe que cuando las rocas profundas debajo son sometidas a un aumento de las tensiones durante la preparación previa a un sismo, se generan grandes cantidades de iones en la superficie de la tierra.
“Con su capacidad aguda de percibir su entorno, los animales pueden ayudarnos a entender los cambios sutiles que se producen antes de los terremotos. Estos cambios, que ahora se pueden medir, se expresan de muchas maneras diferentes en la superficie de la tierra y sobre ella”, concluyó el científico.
Los autores piensan que los iones positivos en el aire generarían efectos secundarios desagradables en animales y en los humanos, como el ‘síndrome de serotonina’.
Este síndrome se refiere a “un aumento en los niveles de serotonina en el torrente sanguíneo, que puede conducir a síntomas tales como inquietud, agitación, hiperactividad y confusión. Por lo tanto la inyección de iones positivos en el aire de la atmósfera de la Tierra antes de la importante actividad sísmica se puede esperar que tenga un profundo efecto en mamíferos y aves, en particular los que viven en el suelo y en las madrigueras. Al mismo tiempo, si este proceso se produce en una escala masiva y en un área amplia, la ionosfera puede verse afectada”, concluyó la investigación.
Actualmente las conductas más observadas y reportadas son las de los animales de compañía, que muestran cambios notables en su conducta habitual: aves que quieren huir de sus sitios de confinamiento y gatos que buscan refugio en lugares aislados, detrás o dentro de muebles. Los perros se muestran súbitamente agresivos o aumentan notoriamente el apego a sus dueños, modifican sus rutinas de descanso y sueño, no quieren dormir donde ni como lo hacen habitualmente, aúllan o ladran incesantemente sin motivos aparentes, se presentan inquietos y muchos emprenden la huida. (Previo a un desastre llama la atención que el numero de animales perdidos aumenta considerablemente)
Estos signos en mascotas no deben justificarse debiendo ser asistidas a la brevedad para descartar problemas médicos que cursen con dolor. .
Los estudios mas avanzados presuponen que esta sensibilidad esta basada en su capacidad para escuchar infrasonidos, oler gases y percibir los cambios eléctricos del aire antes que los humanos.
Antes del gran sismo se producen pequeños temblores imperceptibles para los humanos, sonidos con ondas de 2-20 hercios emitidas por cambios en el medio ambiente o por vibraciones de las placas tectónicas, llamadas infrasonidos, imperceptibles para nuestro oído.
Su sentido del olfato, muy superior al nuestro, le permitiría oler los gases que emanan de la tierra en estas circunstancias.
Según el Geólogo Cuántico, Dr. Motoji Ikeya, especialista de la Universidad de Stuttgart y de Osaka, y uno de los más notables investigadores de terremotos, los animales detectan el campo geomagnético de la tierra, percibiendo cualquier cambio en forma inmediata. Esta capacidad les permite seguir sus rutas de navegación y migración desde el nacimiento. En sus estudios alterando el mismo artificialmente, pudo reproducir las reacciones de pánico de los peces y de los gusanos saliendo a la superficie, comportamientos muy similares a los que tuvieron lugar en los animales que presintieron el terrible terremoto de 9.0 en la escala de Richter que sacudió Sumatra el 26 de diciembre de 2004 y su posterior y mortífero Tsunami.
Ya antes, el mundo fue testigo de un comportamiento insólito de determinados animales marinos. En noviembre de 2004, un total de 115 ballenas y delfines murieron tras nadar hacia las playas en dos islas del sur de Australia. Días antes, otras 75 ballenas encallaron en las playas de Nueva Zelanda. Los flamencos, que se encontraban en época de apareamiento y anidación, levantaron el vuelo y se marcharon de la zona. Antes de la ola gigante, los elefantes q paseaban turistas se desesperaron y sin obedecer a sus amos, corrieron hacia la zona alta de la isla. y en los últimos momentos cuando se veía q el inédito oleaje estaba por azotar la costa, llegaron a rescatar con sus trompas mas gente de la que ya tenían en sus espaldas, trasladándose sobre una colina donde todos estuvieron a salvo.
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